El Govern de Pere Aragonès, formado por Esquerra y de Junts, quiere blindarse y seguir con el plan de legislatura, aislándose de las críticas de Laura Borràs, suspendida como presidenta del Parlament y que acusa a los republicanos de no avanzar hacia la independencia y de acomodarse en el autonomismo. La también presidenta de Junts ha subido el volumen de sus reproches después de acaparar el protagonismo al ir a saludar a un pequeño grupo de independentistas que interrumpió el minuto de silencio al acabar el homenaje a las víctimas del 17-A. Junts decidió en julio, presionado por los sectores más radicales, celebrar una consulta entre sus bases para evaluar al Govern y plantear, incluso, la posibilidad de abandonarlo. Pero todo ese paisaje contrasta con la maquinaria del Ejecutivo, que ya diseña los presupuestos y otros proyectos de largo alcance al margen de las peleas de los partidos que lo apoyan.
Independentismo
Crimen de Estado Islámico
Cuando el 25 de junio la plataforma 17A Exigim Responsabiltats creó su cuenta en Twitter, su mensaje fijaba posicionamiento y propósito: “Sabem la veritat. Exigim responsabilitats!”. Afirmaban que los servicios de inteligencia españoles organizaron la masacre yihadista de hace cinco años para impedir la independencia de Cataluña. La plataforma anunció que el día 17 convocaba una concentración ante la delegación barcelonesa de las instituciones comunitarias. Se sumó el Consell per la República, entidad presidida por Carles Puigdemont y que cuenta con más de 100.000 cotizantes, y se añadieron dos concentraciones más. La primera, a las 10 de la mañana en el Pla de l’Os de la Rambla, coincidiendo con el homenaje a las víctimas. Fueron estos concentrados a quienes saludó la expresidenta Laura Borràs, unas decenas de fanáticos que defienden de manera visceral la teoría de la conspiración.