En matemáticas, uno más uno son dos. En la realidad, un león y un cordero no dan dos animales. O al menos no por mucho tiempo. El conocimiento no es un país homogéneo, sino una confederación de regiones con costumbres y leyes diferentes. Las verdades de la ciencia aspiran a la univocidad; las de la poesía se basan en la polisemia; las de la filosofía avanzan hacia atrás como los árbitros; y las de la política son pragmáticas e incompletas. Ninguna de estas formas de conocimiento es superior a las demás, sino que todas ellas sirven, a su manera, al deseo de comprender y potenciar la vida.
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