A los 18 años, la Academia de Marina Mercante de Estados Unidos la envió al Alliance Fairfax, un buque de la naviera danesa Maersk que navega cargado de vehículos. Allí debía seguir con su formación tras sobresalir en su primer año tanto por sus habilidades académicas como atléticas. Pero todo se iba a torcer desde el principio. La cadete a la que sustituyó a bordo le advirtió de que la tripulación estaba llena de hombres “espeluznantes”, y le aconsejó que evitara usar pantalones cortos o hacer ejercicio en su presencia. En definitiva, obviar todo aquello que el resto pudiera considerar “provocativo”.
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