Los retrasos del programa NGWS / FCAS (Sistema de Armas de Nueva Generación o Futuro Sistema Aéreo de Combate, por sus siglas en inglés), en el que España está embarcada junto con Francia y Alemania, e incluso la incertidumbre sobre su viabilidad, obligan a buscar una alternativa para la sustitución de los cazas F-18 españoles, prevista para la segunda mitad de esta década, según mandos militares. Los responsables del Ejército del Aire no albergan dudas sobre sus preferencias: el F-35, un avión de quinta generación fabricado por Lockheed Martin, es su favorito. Pero comprarlo es una decisión controvertida: significaría retroceder cuatro décadas y encargar a la industria estadunidense, no a la europea, un pedido de hasta 80 aviones de combate valorado en más de 10.000 millones.
El Ejército apuesta por el F-35 de EE UU en vez del Eurofighter en una compra de 10.000 millones
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